En 1969, muchas jovencitas inglesas como Jean Shrimpton y Penelope Tree, se hicieron famosas modelos, sin que nadie pudiera imaginarlo porque no respondían a los cánones convencionales de belleza. Aunque eso fue precisamente lo que inspiró a los fotógrafos David Bailey y Richard Avedon.
Para David Bailey, a quien no le interesaba lo más mínimo la moda («ropa no es más que ropa»), cada sesión era como un acto sexual en el que la cámara hacía las veces de pene. Bailey inspiró el papel principal de la película sensacionalista de 1966 Blow up, donde la modelo alemana Veruschka se interpretó a sí misma. El filme trata de un fotógrafo de moda que por casualidad es testigo de un crimen y, al intentar averiguar más al respecto, va a parar al vacío moral del Swinging London, donde cada cual está enfrascado en su particular viaje psicodélico y no se interesa por la realidad.
La película de Antonioni, con sus trajes espaciales y estridentes uniformes fantasiosos fue considerada por muchos como una exageración colosal, pero el material documental de los clubes londineses de aquel tiempo demuestra que la realidad de la moda era aún mucho más fantástica si cabe. Por tanto, no sorprende que Diana Vreeland, la exaltada editora de la edición americana de Vogue, se mostrara entusiasmada cuando David Bailey llegó a Nueva York con Jean Shrimpton, su modelo preferida en aquel entonces: » Stop: ¡han llegado los ingleses!», exclamó, y sonó como si hubiera querido decir : «Stop: ¡a partir de ahora, todo nuevo!»
(Fuente : Moda, 150 años. Charlotte Seeling)
